jueves, 1 de septiembre de 2011

En la salud...y en la enfermedad.

"Prometo serte fiel, en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, en las adversidades, en las riqueza y en la pobreza, todos los días de mi vida, hasta que la muerte nos separe..."
Nervios. Nervios. Nervios. Todo cuanto podía sentir, siempre se había enorgullecido de su capacidad, para no ponerse nervioso, lo había aprendido desde una temprana edad... y sin embargo aquí estaba, en día más feliz de su vida..sintiéndose como un adolescente en su primera cita, nunca había tenido ningún tipo de problemas con los nervios...por dios, él era Anthony DiNozzo, el perpetuo adolescente, el inmaduro y mujeriego agente especial del NCIS...¿dije nunca? Vale, casi nunca había tenido ningún tipo de problema con los nervios, hasta que conoció a Wendy...Wendy, había estado pensando en ella últimamente, fue su primer amor verdadero, aquel que dicen que nunca se olvida... y él nunca la había olvidado hasta ahora. A pesar de que Wendy era bastante mayor que Tony, nunca había ningún tipo de problema, él la amaba...y ella lo amaba, o por lo menos, eso era todo cuanto Tony imaginaba, hasta...
Lo había estado pensando durante meses, semanas, días, horas, minutos, segundos... 
Y finalmente llegó el día...había reservado mesa en el restaurante más lujoso de la ciudad, había contratado una pequeña banda para que tocaran su canción...y lo más importante había comprado aquel anillo que tanto le había gustado a su Wendy, aquel que en su tiempo no había podido darle. Todo estaba listo...el joven estaba a la espera de su amada, anillo en mano...
Nueve, nueve y media, diez, diez y media, once, once y media, doce...
-¿Señor?-Preguntó una profunda voz, con un acento italiano, ligeramente pronunciado...-¿Señor?-Volvió a preguntar la voz sacando al joven de su ensoñación, levantando la vista el joven se encontró cara a cara con el camarero que le había servido la bebida horas antes...-Señor, vamos a cerrar, ¿Desea algo más?-Preguntó el hombre de mediana edad. El joven Tony negó con la cabeza, -No, prego-dijo levantándose del lugar que había estado ocupando durante toda la noche, y dejando una cuantiosa cantidad de dinero como pago por el agua que había consumido. Abandonando el lugar el corazón del joven de ojos verdes, apretaba con preocupación hacia su amada Wendy....
Días pasaron y con ellos meses, y su preocupación se disipó trayendo consigo un sentimiento de decepción...al ser rechazado, humillado, abandonado por la mujer de su vida, de sus sueños, secando unas lágrimas se prometió a él mismo no volver a creer en el amor...
Y había mantenido esa promesa, siempre había sido un mujeriego, que nunca había mantenido una relación más allá de una noche de pasión, y todo había cambiado al conocerla, había sido seducido, por los espejos azabaches de sus ojos, y enredado en sus sedosos rizos, cual una tela de araña.
Un golpe en la puerta le hizo volver a la realidad: -¡Por fin! Pensé que no llegabas McProblema-Exclamó Tony preocupándose cuando no obtuvo respuesta de su amigo, dirigiendo la vista hacia atrás, el joven se sorprendió al encontrar la cara de la persona que jamás hubiera imaginado  volver a ver; -¿Wendy?-Preguntó el joven frunciendo el ceño.
-Hola, Tony-Dijo Wendy, sonriendo. Tony miró con incredulidad a la mujer ante sus ojos, en todos estos años, no había cambiado nada, sus dos ojos azules brillaban con la misma intensidad con la que brillaba en aquel entonces, su larga y rubia cabellera caía en una cascada de rizos rubios, sobre su cintura, incluso conservaba aquella maravillosa sonrisa, el tiempo no había pasado por ella.
-¿Qué haces aquí?-Preguntó el joven
Wendy sonrió y se acercó a él; -Brad y yo...lo hemos dejado...y te echaba mucho de menos...- dijo la mujer mayor intentando besar al joven, este se apartó de ella.
-Por si no lo sabes...hoy es el día de mi boda, Wendy-dijo él, Wendy asintió con la cabeza; -Lo sé...es por eso por lo que estoy aquí...Tony, no te cases, no te cases con ella...escapémonos...hagamos esa locura de la que tanto hablábamos...-Dijo ella, cada vez más cerca de Tony. El joven negó con la cabeza.
-No, no tienes derecho de volver aquí, no después de tantos años...y decirme que deje a la mujer que amo.-Gritó el joven con desprecio. Wendy sentía su ira quemar sus venas; -¡NO!-Gritó-No la amas...la utilizas para olvidar el amor que sientes por mi...-Dijo la mujer intentando manipular a Tony.
Wendy sonrió, al ver al joven dudar...siempre le había resultado fácil manipular a un hombre, y más aún cuando el hombre era doce años menor que ella, como es el caso de Tony. El joven negó con la cabeza de nuevo; -No, no vallas por ahí, Wendy-Comenzó con enojo presente en su voz-Amo a Ziva, incluso más de lo que te amaba a ti-terminó de decir, ajustando su corbata.
Wendy lo miró con los ojos llenos de enojo, e intentó acercarse de nuevo a Tony, pero antes de poder acercarse de nuevo, el joven abandonó la habitación, dejando a una muy enojada Wendy tras de sí.
Nervios.Nervios.Nervios y más nervios, con cada minuto que pasaba, sus nervios aumentaban con la espera del amor de su vida, al llegar al altar. Y cuando llegó el momento, cuando su corazón desfilaba, sobre la alfombra roja, la pasarela que los uniría al son de la marcha nupcial, el joven sonrió y tomó su mano a su llegada, acompañada de pequeños ángeles, que sobre su cabeza planeaban. Todas las palabras pronunciadas por el sacerdote se perdían en un pozo negro de aturdimiento, nada importaba, salvo que por fin serían uno...con su unión sagrada.
Y de repente con un estruendo se abrió la gran puerta tras de ellos, mostrando a Wendy, con lagrimas en sus ojos...y con un suspiro, el joven se concentró en las palabras claves, que de la boca del sacerdote salían...
Anthony DiNozzo, ¿Tomas a Ziva David, como esposa para amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las penas, en la riqueza y en la pobreza, todos los días de tu vida, hasta que la muerte os separe?
Un silencio neutral resonó en sus oídos, mientras que la gente expectante esperaba su respuesta...
Y entre tanto miró a Wendy, su pasado, a Ziva, su presente, y a sus hijos, su futuro, sonriendo a la vida, ante la vista de su futuro, pronunció dos palabras...Sí, quiero...
Miré las palomas blancas,
con la pureza que el sol desprende
y esperé en el altar
a que mi corazón llegara.


Su largo pelo rizado
se elevaba entre la gente
y sus ojos se clavaban 
en lo más profundo de mi alma.


Me miró, nos miramos
agarré su mano como si fuera
la última vez que la viese
y me sonrió con sonrisa de unión
Y entonces lo sentí.


Cuando el sacerdote me preguntó
sentí el aroma de la felicidad
sentí el roce de la libertad


Pero todo cielo tiene su tormenta
y se abrieron las puertas del dolor
Ella, al otro lado de la gloria
mi corazón en estado de confusión.


Miré al pasado, 
sonreí al futuro
y con la esencia del presente
le dije a la vida, "Sí, quiero"
--
NA: Darling, muchas gracias por la poesía! :)
Patry, tómalo como la escena de la boda entre Tony y Ziva, de nuestra peculiar historia! :)
OS LA DEDICO! ;)

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